Primavera

Primavera

En primavera nos quitamos toda esa ropa que nos molesta y nos ata durante el invierno. Caminar se convierte en algo placentero, donde nos podemos detener a mirar cómo se transforma todo a nuestro alrededor. Lo que era seco y gris, vuelve a tener color. Las ramas que ayer veíamos peladas por la ventana, vuelven a cubrirse de hojas verde claro.

Pero inevitablemente, los recuerdos vuelven a ese día, donde no sólo florecían los árboles, sino también mi adolescencia a la salida del colegio. Esa vuelta a casa, con el saco en la mano, la corbata suelta y la camisa arremangada, esperando el colectivo en la esquina de Martín y Omar y Rivadavia. Bajando en Av. Santa Fe y Paraná, los jacarandás me acompañaban todo el camino, el calor me reconfortaba y en mi cabeza bullían todo tipo de pensamientos.

Nunca olvidaré ese momento, donde todo comenzaba.

21/9/23

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«An Age of Anxiety»: una invitación a la fantasía – Silvina Friera

Libro realizado con fotografías encontradas por cartoneros

Las 60 imágenes incluidas en la publicación, cuyo título traducido “Una era de ansiedad” es una adaptación del poema de W.H.Auden «The Age of Anxiety», son objeto de potencial fascinación.

La belleza perturbadora de lo rescatado de la destrucción, una de las formas más crueles del olvido, vibra en las páginas de An Age of Anxiety, libro realizado con fotografías encontradas por cartoneros que trabajan en la zona de Plaza San Martín, Recoleta, Barrio Norte y el Microcentro, publicado por Diran Sirinian, el dueño de la Librería Anticuaria “Poema 20”. Las 60 imágenes incluidas en la publicación –cuyo título traducido “Una era de ansiedad” es una adaptación del poema de W.H.Auden The Age of Anxiety— son objeto de potencial fascinación. La edición propone “un ejercicio de recontextualización” que busca asociar imágenes de otra época a las vivencias recientes de nuestro imaginario y trajinar pandémico.

Especulación y fantasía

“La sabiduría esencial de la imagen fotográfica afirma: ‘Esa es la superficie. Ahora piensen -o más bien sientan, intuyan- qué hay más allá, cómo debe ser la realidad si esta es su apariencia’– escribió Susan Sontag en un emblemático ensayo sobre el tema-. Las fotografías, que en sí mismas no explican nada, son inagotables invitaciones a la deducción, la especulación y la fantasía”. Hay fotos en blanco y negro y también a color. Un hombre sentado sobre una cama toca un violín. Una mujer joven lee un libro con un gato siamés que mira fijamente algo que parece estar más arriba de la cámara, tal vez en el techo de ese living o habitación. Un hombre de perfil, con un cigarillo en la boca, tiene las manos sobre el teclado de una máquina de escribir. Una mujer con ruleros, muy concentrada, escribe sobre una hoja que está en blanco. Otra mujer, acostada en una cama, se cubre el rostro con un diccionario alemán-español. ¿Estará estudiando o traduciendo? Un hombre con anteojos tiene a upa a una gata atigrada; ella lo mira a los ojos y él le sonríe.

Diran Sirinian revela que el camino “tradicional” del coleccionismo de fotos encontradas (vernacular photography le dicen en Estados Unidos, photo trouvée en Francia) es en los mercados de pulgas y más recientemente online. Hace como cinco o seis años atrás, en la caminata de ida y vuelta a su casa (vive a seis cuadras de la librería, ubicada en Esmeralda 869), empezó a charlar con los cartoneros del barrio. El librero anticuario fue tejiendo un vínculo y les propuso que en vez de vender las fotografías como papel, se las llevaran a la librería, que él se las compraría. “Que hayan sido rescatadas por cartoneros le da una vuelta de tuerca al hecho de que hayan sido descartadas”, cuenta Sirinian a Página/12. “Nos vemos semanalmente, a veces diariamente, a veces varias veces por día, a veces traen tres o cuatro fotos, a veces traen una bolsa de consorcio llena. En un 95 por ciento de los casos les compro lo que me traen y cuando no me interesa se lo devuelvo y los gratifico por el esfuerzo para que sigan volviendo”.

Vida cotidiana

El proceso de edición de las 60 fotografías de An Age of Anxiety fue “extenso y minucioso”, según lo define Sirinian que trabajó con Camila Grehan, a cargo del archivo fotográfico de “Poema 20”. “Por un lado guardamos los álbumes fotográficos como unidad, o sea, sin desmembrarlos; por el otro, separamos y clasificamos las fotografías en más de 70 categorías temáticas, por ejemplo anteojos, fútbol, personas subidas a árboles, campo, bicicletas, perros, gatos, otros animales, Mar del Plata, selfies, peinados, niños, cumpleaños, casamientos, sombreros, lgbt. Esas fotografías categorizadas se guardan en sobres que van a cajas de archivo”, explica el librero anticuario.

A Sirinian se le ocurrió que el hilo conductor para publicar un libro podría ser algo que estuviese asociado a la pandemia. Con Camila hicieron un ejercicio para elegir las fotos. “Cada uno tuvo que preparar una lista de palabras o conceptos que asociamos a la pandemia: aislamiento, enfermedad, angustia, encierro, añoranza, soledad, lectura, comida, televisión, azotea, balcón, muerte… Y a partir de ahí nos sumergimos en el archivo”, resume el librero anticuario el trabajo de selección de esas fotos de la vida cotidiana que abarcan un período estimado entre la década del 10 y los años 90 del siglo pasado. “Tuvimos que elegir entre publicar la fotografía con o sin bordes y nos pareció que sin bordes sería más afín a la idea de asociar la noción de pandemia a una serie de imágenes. Si fuesen fotos con bordes, tendrían mayor materialidad, serían más objtevizadas”, compara Sirinian.

Simulacro de ejecución

“La fotografía en formato negativo que inicia el libro, después del título, nos hizo pensar sobre una mujer sola al borde de lo que parece ser un precipicio, con sus brazos rígidos al costado del cuerpo. ¿Qué le estará pasando? Su lenguaje corporal, ¿será reflejo de un estado de ánimo alicaído?”, se pregunta Sirinian en un repaso por las fotografías que más interrogantes suscitan. “Como ocho páginas más adelante -continúa- hay una mujer joven, circa 1920, con un vestido blanco, sosteniendo una cámara de fotos apuntada hacia el pasto crecido que rodea una casa con ventanas abiertas. ¿Qué estará fotografiando? Promediando el libro hay una imagen de una nena festejando su cumpleaños al lado de una persona adulta, aparentemente su mamá. No hay más niños en la foto”. La fotografía más inquietante está en una doble página. Parece un simulacro de ejecución. “Esa fotografía tiene una cantidad de detalles fascinantes que disparan preguntas: los ojos vendados, el cigarrillo en la boca, la cruz sobre el pecho, las manos atrás de la espalda, la sombra de ella y la otra sombra, aparentemente un brazo alzado con una arma, el graffiti sobre el paredón («y Cristina»), la fecha (1974). Podríamos hablar horas sobre esa foto, ese simulacro”, agrega el dueño de “Poema 20”.

Ansiedad pandémica

Hay una pequeña historia detrás de la elección del título del libro de fotografías encontradas y recuperadas por cartoneros. “Un día leí un artículo sobre el último disco (We) de la banda canadiense Arcade Fire. Will Butler comenta en la entrevista sobre el proceso que los llevó a realizar este disco en plena pandemia. No solamente menciona el poema de Auden sino que hay dos temas en el disco llamados ‘Age of Anxiety II (Rabbit Hole)’ y ‘Age of Anxiety I’. Escuché el disco mientras editaba las fotos y todo empezó a tener sentido”, recuerda Sirinian que buscó el libro de Auden y no lo encontró ni en inglés ni en castellano. Finalmente consiguió por Amazon las obras completas del poeta británico en dos tomos. “Me sumergí en el poema, que tiene una estructura muy particular, casi como una obra de teatro. Y me cerró todo, salvo que me pareció más apropiado ‘An Age’… que ‘The Age’… -aclara Sirinian-. Auden habla de una ansiedad existencial asociada a la Segunda Guerra, y la idea de mi libro apunta a una asociación de ansiedad con pandemia”.

El librero anticuario continúa comprando fotos a los cartoneros un promedio de tres veces por semana. La idea es que el archivo siga creciendo. Confiesa que le gustaría armar algo parecido a lo que está haciendo Peter J. Cohen, un coleccionista que vive en Nueva York y que tiene una colección de más de 60.000 fotografías organizadas en 130 categorías. Sirinian quiere publicar más libros con fotografías anónimas. Rescatarlas de la basura es una forma de convertirlas en artefactos sociales que trazan colectivamente una historia de la creación de imágenes privadas.

08 de enero de 2023 – Página/12 – CULTURA Y ESPECTÁCULOS

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Fotografías / Un cuento de Navidad – Mempo Giardenelli

Hay una vieja foto en la que se ve claramente cómo estoy estrangulando a Osvaldo Soriano. Está en algunas redes y es de hace muchos años, circa 1970. El estrangulador soy yo, en efecto, pero la duda que me inquieta desde hace años es acerca del autor de esa fotografía. Y no estoy seguro de que haya sido Carlos Bosch, el inolvidable fotógrafo y amigo que se marchó hace un par de años a otras galaxias y a quien se me olvidó preguntarle acerca de esto.

Siempre pensé que esa foto en la que Soriano resiste el estrangulamiento la tomó él, pero ahora, vísperas de Navidad, la duda creció en mí a partir de una consulta del colega de este diario Ángel Berlanga, preguntándome por email si en efecto el autor de esa foto había sido Carlitos Bosch, como se lo llamó siempre en el gremio.

Instantáneamente puse en duda mi vieja convicción y me apliqué a revisar viejas cajas llenas de recortes y fotos de cuando trabajábamos en la revista Siete Días y yo tenía mi escritorio junto a una ventana que daba a la avenida Leandro Alem y al puerto, que entonces se veía. Y en eso estaba cuando de pronto e inesperadamente, como suelen suceder algunas grandes cosas, cayó a mis pies un sobre con fotos tomadas por otro fotógrafo extraordinario: el coreano Ki-Chul-Bae, un chasirete incalificable pero de ojo certero que trabajaba con nosotros en la hoy desaparecida Editorial Abril y a quien le perdí el rastro a mediados de los ’70, cuando el país empezó a incendiarse después de que muriera El Viejo y tantos marchamos al exilio. Advertí, en el acto, que perfectamente él podía haber sido el autor de la foto del estrangulamiento.

Cuando comenté esto telefónicamente con Ángel, me impactó su respuesta: «¿Sabés que en algún momento lo contacté a Ki-Chul-Bae? Hará unos ocho años hablé con él por teléfono para que me contara de la época, de algunas coberturas, en fin… generalidades, pero sin tocar este asunto de la biografía de Soriano. Me dijo, claro, que en aquellos años había tomado miles de fotos, pero también subrayó que ahora estaba completamente alejado de la actividad periodística, y me dio a entender que tenía una tienda o algo así, y parecía completamente desinteresado de aquella época y del periodismo».

Lo que no era raro, porque al margen de su talento fotográfico, Ki-Chul era un tipo muy reservado y casi nunca hablaba de él, ni de Corea ni de su vida anterior a la radicación en la Argentina. Sólo una vez, incidentalmente, me dijo que en Seúl no escatiman dinero ni entusiasmo a la hora de decorar la ciudad para Navidad, donde celebran una de las fiestas más pomposas del mundo, comparable a Nueva York por sus calles también llenas de luces, renos, estrellas y gordos disfrazados de Papá Noel.

Al cabo Ángel me pasó ese número telefónico supuestamente de Ki-Chul, a quien decidí llamar para saludarlo y preguntarle también por otra foto icónica que él sí había tomado: la del soldado que en 1974, durante los funerales por la muerte del General Perón, haciendo guardia se quebró y lloró desconsoladamente. Esa foto recorrió el mundo y años después fue celebrada por el entonces Presidente Néstor Kirchner, quien lo invitó a la Casa Rosada junto con aquel soldado, de nombre Roberto Vassie, y se ven los tres sonrientes en una preciosa nota del diario Crónica.

Pero ese número no correspondía a nadie, y me fue imposible establecer quién había sido el verdadero autor de esa foto en la que estrangulo festivamente a Soriano y que ya me estaba desvelando. Y además me quedé con las ganas de saludar al viejo camarada de trabajo coreano, quien seguramente sí sabría si la foto del supuesto estrangulamiento a Osvaldo la había tomado él o Carlitos Bosch.

Ahora sería un gran regalo de Navidad para mí que, si alguien conoce a Ki-Chul-Bae y/o lo ve en su tienda o donde sea, por favor le dijera que somos por lo menos dos quienes queremos saber de él y develar el misterio acerca del autor de aquella fotografía en la que estrangulo festivamente al inolvidable Osvaldo Soriano. 

Página 12 – 24 de diciembre de 2022 – CONTRATAPA

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Campo blanco

Bajo un cielo estrellado
de mediodía
destellaba el campo blanco,
se agitaba en ondulantes pliegues
al soplo de cálidas oleadas.

Iluminaban el universo,
el angosto y espejado universo,
multiplicado en mil suspiros suaves,
en diez mil gritos silenciosos,
en cien mil brillos de ojos húmedos
las estrellas que bajaron, por un rato.

Que miraron asombradas tanto cielo
reflejado en campo abierto,
-sólo de once a trece, cuando se puede,
o de tarde o de mañana-
encendido de manos,
aturdido de bocas,
olvidado por las noches
hasta que el deseo vuelva a recordarlo.

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Esta tarde

Esta tarde los colores se fueron:
todos viraron al rojo.
Rojo lo que quieras,
rubí, pasión, carmesí.
En esta tarde que era
morada, azul, helada,
que debió ser fría
y fue cálida.

Esta tarde de camiseta térmica
y medias de fútbol,
de bufanda doble vuelta,
de cuello hasta la boca.
De viento volando tu pelo,
de manos heladas en mi espalda.
De bocas calientes,
apuradas.

Esta tarde se encendió
en rojos sobre colinas blancas.
Esta tarde se apagó
entre azules, grises y rosados.


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Otoño verde y gris

Llenita. Llenita de vos y de lluvia
de árboles y de alfombra de hojas
moradas, verdes, amarillas
y rojas.
El verde impregna la ropa mojada
secándose al sol verde,
el calor pronto nos atrapa
y nos moja.
Vos que me gritás yéndote
yo que te miro alejándote
mojados y felices,
de locura y lluvia.
El goce que no cesa,
el que tarda y llega,
las gotas golpeando
la ventana.
Cuando todo vuelva
seguirá en la memoria
este día de otoño
amarillo y gris,
verde y rojo,
dulce chocolate
en tu boca.

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Verde manzana

Hoy comimos manzanas verdes
verdes prados, verde luz
Entre naranjas y agua cristalina,
música y verdor
besos y risas
todo pasa, todo vuelve
hasta la próxima vez.

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In-satisfaction

Todas mis pequeñas
insatisfacciones
acumuladas
mes a mes año a año
se hicieron montaña
desmoronamiento
alud
sobre mi pequeñez insatisfecha.
Ayer dijeron: me aburro;
después dijeron: veremos qué pasa
si todo sigue igual;
hoy digo: hasta acá.
Gracias por todo, pero
«año nuevo, vida nueva»
proyecto nuevo
pasiones nuevas.
Qué traerá el futuro:
días iguales,
eterna repetición
ya no más.

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Últimas semanas de diciembre

Meses blancos
atrapada,
de sueño helado,
automatismo de cáscara blanda,
tiempo plano sin despegar.
Invierno opaco
de telas tristes
y adornos polvorientos,
de nubes grises
y nadie en la ventana.

Y de la nada, otra vez,
la rueda que vuelve a andar
y todo tan perfecto
todo tan cerca, tan fácil
que mejor no pensar
cuánto por delante,
cuánto atrás el pasado,
y qué importa, si el tiempo es una nube
y no se ve dónde estás.

Voy por lugares nuevos
calles verdes con sol,
me dejo llevar, aún a ciegas:
unos ojos brillan conmigo
el tiempo que quieran brillar.

Mientras las sombras pasan,
las imagino congeladas,
quietas, petrificadas,
viviendo en blanco y negro
su otra vida de luz:
las sombras no saben que brillan,
que mis ojos les darán su destino,
que mientras pasan,
en mi pantalla gris serán sueño de otro,
van a despertar
eternas
en otra nube, en otro tiempo,
en otro lugar.

17 al 20/12/2020


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¿Cuántas cosas puede decir una foto?

Gustavo Cerati y Zeta Bosio cursando juntos en la facultad
Alucinante foto inédita e historia de cuando estudiaban juntos publicidad antes de formar Soda Stereo
Universidad del Salvador, Buenos Aires, 1980

-Año 1980 en la facu.
Una chica somnolienta. Un chico fumando con la mirada perdida hacia una ventana pintada que daba a la nada. Otro definitivamente dormido. Deduzco que la clase era muy aburrida y que era un invierno con mucha humedad en Buenos Aires por el pelo voluminoso de la chica que me costó reconocer pero que el autor de la foto asegura que era yo. Con el diario de ayer hoy es fácil intuir que Gustavo y Zeta, no dormían sino que imaginaban el futuro de la banda que en esos años comenzaba a gestarse en esas clases aburridas. Tal vez la ventana opacada que daba a la nada era el esbozo de una tal Persiana Americana, luminosa y fantástica.

La foto es la primera de un tesoro de recuerdos que Oscar René Cisneros comenzó a revelar hoy 40 años más tarde gracias al ocio creativo de la pandemia. Gracias a sus experimentos de procesado de negativos con borra de café está redescubriendo una historia que comenzó a rescatar de una caja polvorienta que guarda anécdotas inéditas.

Es también nuestra historia. Y la de Claudio Arce, el único que prestaba atención o simulaba hacerlo. Dicen que en las formas de la borra de café se puede adivinar el futuro. Esta es la prueba científica que también se puede adivinar ese pasado que hoy apenas presentimos y que constantemente reinventamos. Como nuestras vidas.

Relato: Fabiana Frayssinet
Fotografía: Oscar René Cisneros
Ambos compañeros de Gustavo y Zeta en la facultad

La actual pandemia y su consecuente cuarentena, me ha hecho volver a revisar mis archivos de negativos. Entre los cuales encontré esta imagen a la que el tiempo transcurrido le ha dado mucho más valor. Y ha inspirado a la periodista Fabiana Frayssinet a realizar la maravillosa crónica.

Oscar René Cisneros

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